Noticias sobre el trastorno límite de la personalidad.
Los denominados trastornos de personalidad son formas de ser y estar en el mundo fuera de la norma, que dificultan la adaptación a la vida cotidiana de acuerdo con lo esperado socialmente. Son problemáticas que suponen un importante malestar para las personas que lo sufren, pero que también impactan intensamente en su entorno, ya que pueden complicar gravemente las relaciones y por lo tanto la integración social. Son duraderos en el tiempo y pueden afectar a la familia, los estudios, el trabajo o las amistades
Los trastornos de personalidad se inician en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta. Su diagnóstico durante la adolescencia resulta controvertido. Por una parte, porque hay adolescencias complejas durante las que pueden manifestarse conductas, actitudes y formas relacionales que podrían recordar a síntomas de un trastorno de personalidad, sin llegar a serlo. Por otra, porque la adolescencia, por su propia naturaleza transitoria, es una edad de desarrollo en la que la personalidad está sometida a cambios. Se podría decir que la personalidad adolescente está inacabada, por lo que los diagnósticos corren el riesgo de ser precipitados. Convienen por lo tanto la prudencia y la intervención de profesionales especializados.
A los diagnósticos de un trastorno de personalidad se les pone apellido: obsesivo, paranoide, narcisista, dependiente… de ellos uno de los más conocidos y estudiados en la adolescencia es el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).
Los adolescentes que padecen un TLP tienen como algunas de sus características; unas relaciones en las que se pasa de una intensa idealización a un rechazo extremo; un miedo radical a ser abandonados; una fuerte alteración de la imagen de si mismos; impulsividad; autolesiones, ideación y posibles conductas suicidas; inestabilidad afectiva; sentimientos de vacío; dificultades para controlar la ira; ideas paranoides. Son jóvenes que pueden combinar un intenso sufrimiento con conductas disruptivas que hacen muy difícil la convivencia.
En todo caso, cuando hablamos de TLP en la adolescencia estamos hablando de cuadros complejos que pueden condicionar mucho la vida del joven y requieren de importantes esfuerzos por parte de su entorno para ayudarlos. Al estar particularmente comprometida la esfera afectiva, en una edad en la que resulta tan importante el ámbito social, la vida del adolescente con TLP puede llegar a ser una montaña rusa de conflictos relacionales de una intensidad desbocada, yendo en ocasiones más allá de los límites de la salud y poniendo en serio riesgo su integridad.
Los adultos que acompañan a adolescentes con TLP han de estar preparados para sostener emocionalmente a jóvenes que están atrapados en una fuerte paradoja; necesitan intensamente apoyo afectivo, pero llegan a rechazarlo de formas muy radicales. Esto en ocasiones llega a hacerse especialmente duro dentro de la familia donde los vínculos relacionales, anudados durante la infancia, pueden saltar por los aires.
La atención clínica profesional es imprescindible para estos jóvenes que necesitan, con alta frecuencia, ayuda de psicofármacos y, sobre todo, de un trabajo psicoterapéutico especializado donde encontrar los modos de que su forma de ser y estar en el mundo no les hagan tanto daño. Las familias también necesitarán de orientación para entender y acompañar estas adolescencias especialmente complejas.
Frágil, sumisa, hipersexualizada, insegura, infantil y triste, tremendamente triste. Así es el demoledor retrato de Marilyn Monroe que pinta Joyce Carol Oates en su novela 'Blonde', cuya polémica versión cinematográfica ha resucitado el mito con una crudeza bastante complicada de digerir.
Pero, más allá de esa Monroe mercantilizada y convertida en mero objeto sexual por una industria que la explotó menospreciando su valía humana y profesional, la película muestra a una Norma Jean devastada por un complicadísimo cuadro de problemas mentales que su psiquiatra, Ralph Greenson, no dudo en desvelar tras su fallecimiento.
"Cuando comenzaron a tratarla, en los años 50 del pasado siglo, se dijo que padecía esquizofrenia, depresión, etc. En aquella época, sin embargo, no se contaba con los medios de los que disponemos hoy para estudiar el cerebro y su vinculación con los síntomas que presentaba la actriz por lo que poder hablar de su diagnóstico concreto resulta muy complicado", explica Isabel Serrano-Rosa, directora y psicóloga de EnPositivoSí.
Tradicionalmente, continua esta psicóloga, "ya se sabía que el impulso natural de apego nos lleva a buscar en los demás una relación segura, de confianza y de seguridad que se convierta en el núcleo central sobre el que construiremos nuestra imagen de nosotros mismo y de lo que somos. Pero, ahora, gracias a la resonancia magnética funcional que nos permite estudiar el cerebro, se está pudiendo constatar que los adultos que, como Marilyn Monroe, tuvieron una infancia con carencias emocionales importantes, maltratos o abusos presentan dificultades en el desarrollo de los mecanismos de las áreas de la empatía y, por extensión, las que les llevan a vincularse con los demás".
Para entender mejor el sufrimiento que padeció la actriz, Serrano-Rosa nos propone "coger como referencia al que, para mí es el mejor autor en temas sobre empatía y sistema de apego, Simon Baron-Cohen, en cuyo libro 'La Ciencia del Mal', encontramos una breve reseña sobre Marilyn cuando habla del trastorno 'borderline' o trastorno límite de personalidad(TLP)".
Los 'borderline', explica esta especialista, son "muy complejos y su problema suele estar ligado a otras patologías como trastornos de la alimentación, consumo de drogas, alcoholismo, etc".
Curiosamente, mientras que algunos resultan "muy agresivosy difíciles de llevar", otros se muestran "extremadamente dependientes, como bebés que necesitan muchas atenciones, pero, al no haberlas recibido durante sus primeros años de vida, no las reconocen cuando se las prestan".
En su caso, esa falta de experimentación de la seguridad que produce el vínculo de apego hace que, "cuando les llega el amor, se activen en su mente todas las luces de alarma que provocan el miedo al dolor o al abandono y lo rechazan".
Otro de los rasgos que los caracterizan son "unos cambios de humor muy bruscos; pasan del amor más dependiente al rechazo más cruel".
También son "muy impulsivos y, según Baron-Cohen, un tercio de los 'borderline' pueden presentar conductas suicidas".
Al no saber leer al prójimo, son incapaces de elaborar una respuesta y, por lo tanto, de experimentar empatía. "Son, una vez más, como bebés que están centrados en sí mismos porque sus necesidades son demasiado potentes. No consiguen adentrarse en el mundo de la persona que tienen al lado, pero, a la vez, no pueden estar solas y esto es terriblemente doloroso. La línea que separa el amor y el odio es todavía muy sutil que en el resto".
El tratamiento es complicado y "pasa por convertirte en una figura de apego para ellos que les dé seguridad y también el establecimiento de límites". También es esencial, prosigue, que "interioricen que el amor también conlleva cuidarse a uno mismo porque son muy autodestructivos».
Nadie como Arthur Miller, su tercer esposo, para ayudarnos a descifrar cómo era esa Norma Jean que latía bajo la piel de Marilyn Monroe. "De pronto, emerge en ella una sensibilidad lírica y poética que pocos conservan más allá de la adolescencia", escribió.
"Lo cual nos confirma que Monroe -apostilla Serrano-Rosa- fue siempre una niña encerrada en un seductor cuerpo de mujer que, tan pronto sacaba a relucir su cara más egoísta y manipuladora de adolescente, como se mostraba desvalida como un bebé al que tenía que rescatar».
Gema García Marcos, El Mundo.