La evaluación y diagnóstico de los trastornos de personalidad es una tarea muy compleja que requiere considerar múltiples aspectos de la vida del individuo y no simplemente las quejas o problemas que presenta la persona.
Sin duda la entrevista clínica constituye el mejor medio para valorar la presencia de un Trastorno de Personalidad. Los profesionales que realizamos la entrevista debemos conocer en profundidad no sólo los diversos criterios diagnósticos de los manuales, sino además cómo hay que abordarlos, qué tipo de preguntas se debe realizar para valorar su presencia e importancia y disponer de los recursos y habilidades necesarias como profesional para abordar diversos aspectos (teniendo en cuenta que el paciente no siempre es consciente de sus problemas y/o no suele estar demasiado predispuesto a hablar de ello con detalle).
En este sentido, señalar que los instrumentos estandarizados de evaluación (tests) y/ o entrevistas estructuradas o semi-estructuradas pueden servir de ayuda para explorar algunos aspectos que en el transcurso de la entrevista diagnóstica no se abordan de un modo explícito (por tiempo basicamente) y para aportar información adicional a mayores pero en ningún caso pueden ser utilizados como el único o principal recurso de evaluación.
Además, hay que tener en cuenta que muchos de los instrumentos estandarizados dan lugar a falsos diagnósticos (tanto positivos como negativos).
Falsos diagnósticos (positivos): es posible diagnosticar como existente un trastorno que no es tal. Esto se debe a que muchos de los elementos contenidos en los criterios diagnósticos (DSM IV y/o CIE-10) apelan a rasgos de personalidad que, en niveles de intensidad baja, se hallan presentes en muchas personas sin problemas aparentes.
Falsos diagnósticos (negativos): es posible porque es muy frecuente la ausencia de conciencia de enfermedad de las personas con TP, lo que les induce a responder negativamente a indicadores de patología en los que no se sienten reflejados o con los que no se identifican (consciente o inconscientemente).
A continuación aparecen los criterios para el diagnóstico del Trastorno Límite de Personalidad (TLP) según el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales). La presencia de cinco o más puede indicar la existencia de este trastorno:
- Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginario
- Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación
- Alteración de la identidad: auto-imagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable
- Impulsividad en al menos dos áreas que son potencialmente dañinas para sí mimo (Ej..: gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida..)
- Comportamientos intensos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación
- Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (por ej.: episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y raras veces unos días)
- Sentimientos crónicos de vacío
- Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (por ej.: muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes)
- Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves
Hay que tener en cuenta que hasta cierto punto, todos tenemos estas características, especialmente los adolescentes. Estas características deben de ser de larga duración (años), persistentes e intensas para que se pueda diagnosticar este trastorno.
Es importante recordar que hay que tener cuidado a la hora de hacer diagnósticos propios o a otras personas. Un diagnóstico no debe de estar basado en los contenidos de un folleto informativo, una página web ni de un libro. Si cree que usted o alguien que conoce puede tener este trastorno lo mejor es hablar con un terapeuta cualificado.
Muchas personas con este trastorno pueden tener problemas o preocupaciones adicionales como depresión, trastornos de la alimentación, abuso de sustancias, etc y puede resultar difícil aislar lo que es el Trastorno Límite de la Personalidad de otros trastornos.
Autor: Dolores Mosquera, psicóloga.