Históricamente el trastorno de personalidad ha recibido mucha menos atención de los autores comportamentales y cognitivo-comportamentales. Sin embargo, en los últimos años Linehan (1998), Millon (1981) y Young (1992) han presentado una variedad de perspectivas cognitivo-comportamentales sobre este trastorno.
Millon
Millon (1981) que provee una visión basada en la teoría del aprendizaje social, atribuye un papel central a la falta de sentimiento de identidad claro y consistente en los individuos borderline. Argumenta que esta falta de sentimiento de identidad claro, es un producto de factores biopsicosociales combinado con la imposibilidad de un desarrollo exitoso del sentimiento de identidad. Debido a que un aspecto de la falta de sentimiento definido de identidad es la falta de metas claras y consistentes, el resultado es la pobre coordinación de sus actos, el bajo control de sus impulsos y la falta de logros consistentes. Como resultado de esta falta de estrategia para lidiar con los problemas que surgen, estos individuos afrontan pobremente sus emociones y los problemas que pueden surgir. Millon sugiere que como consecuencia los pacientes borderline se vuelven dependientes de otros para lograr protección y reaseguro, y muy sensibles a cualquier signo de posible separación de esta fuente de apoyo. Sostiene asímismo, que esta situación es complejizada por la existencia de conflictos en torno la dependencia, la falta de seguridad en sí mismos, la falta de asertividad y la toma de conciencia de que, sentirse entrampados en el depender, les provoca ira y puede generar la pérdida de la seguridad que les brinda esa misma dependencia.
Linehan
Linehan (1998) presenta una conceptualización más comportamental, la terapia dialéctica conductual.
Su punto de vista es que una disfunción en la regulación de las emociones es el núcleo del trastorno de personalidad borderline, y que su base es probablemente de origen psicosocial. Entiende que esta disfunción es la responsable de la reacción desmedida y dramática a los sucesos, y de los actos impulsivos de los individuos borderline. También plantea la hipótesis de que en el transcurso de su desarrollo, estos individuos tienen un gran número de experiencias con otros significativos quienes desacreditan sus experiencias emocionales, e insisten en que las personas que podrían estar cercanas a padecer este trastorno manifesten una actitud positiva a pesar de su estrés. Como resultado, estos individuos (quienes ya poseían una predisposición a tener respuestas emocionales desproporcionadas) reciben un entrenamiento inadecuado en aptitudes para regular sus emociones, y al mismo tiempo a tener una actitud punitiva hacia sus propias emociones.
La actitud punitiva y el miedo realista a no ser capaz de controlar emociones intensas, bloquean la posibilidad de tolerar emociones fuertes el tiempo suficiente para lamentar las pérdidas significativas. Por lo cual, como las pérdidas ocurren, los individuos experimentan un duelo que los desborda. La combinación de respuestas emocionales intensas, habilidades inadecuadas para regular las emociones, comportamiento impulsivo y una actitud crítica hacia sus propias emociones resultan en una serie de crisis, y frecuentes dificultades en sus capacidades de afrontamiento, a pesar de sus esfuerzos. Esto los lleva a concluir que deben depender necesariamente de otros en muchas situaciones. Sin embargo, habiendo aprendido que es necesario mantener una actitud positiva, los individuos no son capaces de pedir ayuda de manera asertiva, o de revelar sus verdaderas necesidades. En consecuencia, mantienen una fachada competente mientras intentan obtener ayuda de otros, sutil e indirectamente. Pero, las respuestas emocionales fuertes de estos individuos y sus actos impulsivos dificultan que sean consistentes en esta búsqueda de ayuda.
Young
Young (1992) ha desarrollado un abordaje cognitivo comportamental general para el tratamiento de trastornos de personalidad, que ha llamado «Terapia Cognitiva Focal de Esquemas». Su abordaje difiere del tratamiento cognitivo standard ya que postula que los patrones de pensamiento estables y duraderos – que él llama esquemas tempranos desadaptativos – pueden desarrollarse en la infancia y resultar en patrones de comportamiento desadaptativos que refuerzan los esquemas. Young ve caracterizados los trastornos de personalidad por 18 esquemas desadaptativos tempranos, los cuales ha identificado hasta este momento y propone hacer de estos esquemas el foco central de la terapia.
Estos esquemas desadaptativos son:
- 1) abandono / pérdidas.
- 2) desamor.
- 3) dependencia.
- 4) sumisión / falta de individuación.
- 5) desconfianza.
- 6) auto disciplina inadecuada.
- 7) miedo a perder el control emocional.
- 8) culpa / castigo.
- 9) deprivación emocional.
A pesar de que Young no presenta un modelo detallado del trastorno de personalidad borderline, asume que cuando estos esquemas desadaptativos tempranos son activados por eventos relevantes, resultan en distorsiones del pensamiento, en respuestas emocionales fuertes y en comportamientos problemáticos.
Con respecto a esta teoría, Beck (1990) afirma que el gran número de esquemas desadaptativos postulado para pacientes borderline, pueden dar cuenta de la amplia gama de síntomas que experimentan y las frecuentes crisis. Sin embargo Young no presenta una descripción detallada de cómo los esquemas que plantea producen el trastorno de personalidad borderline.
Beck
En la teoría que plantea Beck (1990) las presunciones básicas de los individuos juegan un rol central ya que influyen en la percepción y la interpretación de los eventos, y dan forma tanto a los comportamientos como las respuestas emocionales. Tres presunciones básicas claves frecuentemente descubiertas son en la terapia cognitiva con individuos borderline, y parecen jugar un rol central en este trastorno. Estas son «el mundo es peligroso y malévolo», « yo no tengo poder y soy vulnerable», «soy inherentemente inaceptable».
Obviamente, las creencias de un individuo acerca de que el mundo es peligroso y de su relativa falta de poder, tienen consecuencias importantes. Los lleva directamente a la conclusión de que es siempre peligroso relajar la guardia, asumir riesgos, revelar las propias debilidades, estar fuera de control, estar en una situación de la cual no es fácil escapar, etc. Esto resulta en tensión y ansiedad crónica, vigilancia de signos de peligro, precaución en las relaciones interpersonales e incomodidad frente a emociones difíciles de controlar, entre otras cosas.
UNIVERSIDAD DE BELGRANO Tratamiento para Pacientes con Trastorno Bordeline de la Personalidad. El Modelo Dialéctico Comportamental Nº 191 Verónica Krummer