Testimonio madre de A Coruña
Fuente: La Voz de Galicia
«Nunca denuncié a mi hijo, lo que no puedes hacer es dejarte vencer por algo que muchas veces te desborda». La que habla es una madre de A Coruña que, aunque quiere guardar el anonimato, es consciente de que su testimonio puede ayudar a otras familias que están desconcertadas y no saben cómo enfrentar el hecho de convivir con alguien al que quieres con locura pero que te insulta o te acaba destrozando todo lo que encuentra por casa. Esta mujer, cuyo hijo ya ha cumplido la mayoría de edad, trata de enfrentar el problema con optimismo y recuerda que no hay que ser injustos porque «en la mayoría de los casos hay algún otro tipo de problema detrás, aunque a veces los propios facultativos que tratan a estos jóvenes no acaben de verlo».
Ahora hace memoria y recuerda que los problemas de su hijo empezaron en la adolescencia. «Mientras fue pequeño nunca tuve altercados con él. Era un niño hiperactivo y tenía que tener sus rutinas estructuradas porque cuando algo cambiaba en el horario que tenía podía sobresaltarse, pero quedaba todo ahí», comenta.
El cambio se produjo al llegar al bachillerato. «Padeció anorexia. Paralelamente, empezó a tener momentos violentos, pero nunca llegó a las manos. Era una violencia verbal, lanzaba insultos terribles», explica.
La primera reacción que tuvo esta madre fue llevarlo al médico de cabecera. Le estará agradecida toda la vida. «Tuve suerte porque tenía a alguien que entendía lo que ocurría, alguien que te ayudaba y al que podías comentarle las cosas con naturalidad», cuenta.
Pero ahora al chico no solo lo trata el médico de cabecera, también lo ven otros especialistas e incluso va, desde hace un año, a Adafad, una asociación de apoyo a familias con todo tipo de problemas. «Nos ayudan mucho ahí», explica la madre.
Calma
Poco a poco, con esfuerzo, esta mujer ha ido aprendiendo a controlar las emociones. «Vas entendiendo que todo el que tiene algún tipo de problema mental [finalmente al joven le fue diagnosticado lo que se conoce como trastorno límite de personalidad] acostumbra a descargar su ira con la persona que lo cuida. En el momento en el que hay alguien en casa es con esa persona con la que va a descargar», explica, al tiempo que comenta que hay que mantener la calma.
«Hay que tener las ideas claras porque todo esto es algo que acaba generando problemas en el propio hogar con el resto de la familia», apunta.
Y reitera con contundencia que, pese a que no puede negar que ha tenido pánico alguna vez, «hay que mantener la templanza».