Posiblemente conozcas a más de una mujer afectada por TLP y que no lo sabe. Son mujeres que suelen sufrir ansiedad, inseguridad y tienen baja autoestima además de una identidad no bien consolidada.
Su día a día es una montaña rusa emocional que puede oscilar entre la calma y la paz y la más absoluta inseguridad y miedo. Suelen disimularlo y llevarlo por dentro, a veces, sin embargo, es tan intenso que no lo pueden controlar.
A menudo tienen conductas impulsivas que camuflan siempre que pueden. A veces puede ser un tatuaje, un atracón de chocolate o una compra compulsiva. Su mente se satura de tanto pensar, de tanto analizar, de tanto sufrir y es que la ansiedad suele ser uno de los síntomas principales. Esta ansiedad puede enmascarar el trastorno real por lo que a menudo se les ayuda con la ansiedad pero no con el resto de síntomas y problemas asociados.
Suelen tener problemas para encontrar y mantener una pareja sana. Al tener baja autoestima acostumbran a enamorarse de perfiles narcisistas confundiendo la admiración o la protección con el amor.
Estas mujeres, a las que a veces han llamado inmaduras, caprichosas, inestables o inseguras, son todo un ejemplo de lucha por adaptarse a una sociedad sin saber qué les pasa. Buscan explicaciones, no paran de leer, necesitan respuestas a pesar de las dificultades que tienen para concentrarse.
Se suelen culpar continuamente de todo lo que les pasa y parejas, amigos y demás perfiles tóxicos las manipulan, coaccionan y juegan con su inseguridad.
Son mujeres que se han roto mil veces y que se han recompuesto mil y una más. Son todo un ejemplo de kintsukuroi. El origen del TLP tenemos que buscarlo en un momento en el que se está formando la personalidad y que por diversas razones no puede formarse bien. Las dudas sobre cómo soy, cómo debería ser, cómo me ven o qué debería hacer son constantes y atormentan a una alma sensible y delicada.
Detrás de la formación de un TLP tenemos que buscar un entorno inestable o eventos traumáticos ocurridos durante la pubertad y adolescencia.
Una mujer afectada por TLP es una mujer que ha luchado la vida, que ha sufrido la vida, que ha peleado cada día.
Si te sientes identificada con lo que acabas de leer tengo un mensaje de esperanza para ti. Tan solo con saber lo que te pasa, confirmar tu diagnóstico y reinterpretar tu pasado sabiendo que no es que lo hayas hecho mal, sino que has sido víctima de un cruel trastorno, tan solo con eso, verás como tu vida cambia.
Deja que florezca en ti tu versión 2.0, una nueva persona que sabe por lo que ha pasado y que se ha reconciliado con ella misma, permitiendo reconocerse, abrazar su nueva vida y crear un futuro más amable.
Una nueva mujer que entiende, que ha dejado de luchar para empezar a comprender, a disfrutar y a vivir en calma y plenitud.
Fuente: Tomás Navarro, ABC