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Trastorno obsesivo-compulsivo

 

¿QUÉ ES?

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) estuvo considerado hasta hace algunos años como una enfermedad psiquiátrica rara que no responde al tratamiento. Actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 2 por ciento de la población. El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno perteneciente al grupo de los trastornos de ansiedad caracterizado por:

  • Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido.
  • Compulsiones: son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente.

CAUSAS

No se sabe todavía la causa del trastorno obsersivo compulsivo, aunque sí se sabe que no surge como respuesta a un supuesto conflicto intrapsíquico ni tampoco por un conflicto sexual reprimido, como decían las teorías psicoanalíticas antiguas. La eficacia de los antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina en el tratamiento del trastorno obsersivo compulsivo hace pensar que el origen puede deberse a una alteración de la serotonina. Se cree que este neurotransmisor ayuda a regular la disposición de ánimo, la agresión y la impulsividad.

SÍNTOMAS

Las obsesiones y compulsiones más frecuentes en personas con trastorno obsersivo compulsivo incluyen:

Obsesiones

  • Temor a contaminarse
  • Temor a causar daños a otros o a que le pase algo a los padres, familia...
  • Ideas agresivas o de contenido sexual
  • Escrupulosidad/religiosidad excesiva
  • Pensamientos prohibidos
  • Necesidad de simetría
  • Necesidad de decir o confesar

Compulsiones

  • Lavarse
  • Repetir una acción hasta hacerla 'bien'
  • Asegurarse de haber cerrado la puerta, de haber cerrado el agua...
  • Tocar
  • Contar objetos o hasta un determinado número
  • Ordenar
  • Acumular (no poder tirar nada)
  • Rezar

TIPOS

Dentro del trastorno obsersivo compulsivo se pueden diferenciar ocho tipos:

  • Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
  • Verificadores: las que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
  • Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en las ejecuciones de acciones repetitivas.
  • Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.
  • Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
  • Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivas con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
  • Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores.
  • Sexuales: consiste en pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser homosexual.

DIAGNÓSTICO

El trastorno obsersivo compulsivo en niños comienza entre los 7 a 10 años y tiene una prevalencia de entre 0,3 al 1,9 por ciento en niños y adolescentes. Un 33 por ciento de los adultos con trastorno obsersivo compulsivo dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio. Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres puede creer que el niño los hace para fastidiarles.

El trastorno obsersivo compulsivo es más frecuente de lo que se creía hace años. Se calcula que aproximadamente el 2 por ciento de la población lo padece. Esta cifra incluye la estimación de pacientes que encubren su enfermedad y que todavía no han sido diagnosticados.

TRATAMIENTO

Farmacoterapia: La medicación es útil en el control de los síntomas del trastorno obsersivo compulsivo pero a menudo, si se deja el fármaco, sobreviene una recaída. La mayoría de las personas necesitará medicarse indefinidamente.El primer tratamiento específicamente aprobado para su uso en el trastorno obsersivo compulsivo fue el antidepresivo tricíclico clomipramina (Anafranil). Los psicofármacos de segunda generación, que son utilizados hoy en día, se llaman inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Estudios extensos han demostrado que estos inhibidores favorecen, al menos ligeramente, a casi el 80 por ciento de los pacientes. Y en más de la mitad de los casos, la medicación alivia los síntomas del trastorno obsersivo compulsivo al disminuir la frecuencia e intensidad de las obsesiones y compulsiones. La mejoría por lo general no se alcanza hasta las dos o más semanas de tratamiento.

Terapia de Exposición y Prevención de Respuesta (EPR): La psicoterapia tradicional y el psicoanálisis, dirigidos a ayudar al paciente a percibir su problema, no es útil para el trastorno obsersivo compulsivo. Sin embargo, un método específico psicológico, denominado EPR, es eficaz en muchas personas, especialmente en las que presentan rituales conductistas. Mediante este método el paciente se enfrenta, deliberada o voluntariamente, al objeto o idea temida, ya sea directamente o con la imaginación. Al mismo tiempo, el paciente es alentado a evitar sus rituales con apoyo y medios provistos por el terapeuta, y posiblemente por otros que el paciente reclute para asistirle. Los estudios realizados y la práctica diaria demuestran que la EPR es una terapia muy exitosa para la mayoría de los pacientes que la completan y los efectos positivos perduran una vez finalizado el tratamiento.