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Sentimientos de vacío y abandono en el TLP

 

Las personas con trastorno límite de la personalidad (TLP) a menudo se sienten aislados, ansiosos, aterrados por el pensamiento de encontrarse solos.

La gente que los apoya, que se preocupa, es vista como caras amables en medio de la multitud.

Pero en el instante en que hacen algo que sugiere una marcha inminente, o hacen algo que el paciente con trastorno límite de la personalidad interpreta como una señal de que están a punto de irse, le entra el pánico y reacciona de distintas maneras, desde estallidos de ira hasta suplicar a la persona que se quede.

A veces la persona borderline dirá de forma directa que tiene miedo de ser abandonada.

Pero con la misma frecuencia, este miedo lo expresará de otras maneras, con ira, por ejemplo.

Sentirse vulnerable y fuera de control puede ser una situación que provoque enfado.

Las personas con TLP buscan ayuda de los demás para que les proporcionen cosas que les son difíciles de obtener por sí mismos, tales como autoestima, aceptación, y un sentimiento de identidad para así poder llenar el sentimiento de vacío que hay dentro de ellos.

Son hipervigilantes, buscando cualquier pista que demuestre que la persona a la que quieren, en realidad no las quiere y que está a punto de abandonarlas.

Cuando sus temores parecen confirmarse, pueden presentar estallidos de ira, hacer acusaciones, llorar, buscar venganza, automutilarse o hacer cualquier cosa destructiva.

Muchos TLPs fluctúan entre extremos de idealización y devaluación, llamados “pensamiento dicotómico”.

Perciben a las otras personas como brujas malvadas o hadas madrinas, en función de si éstas satisfacen sus necesidades.

Muestran dificultades para integrar los rasgos buenos y malos de una persona, la opinión sobre alguien suele basarse a menudo en la última interacción con esa persona.

La difusión de la identidad es una característica que conduce a los sentimientos de vacío.

La alteración de la identidad se refiere al sentido de no saber quiénes son.

Las personas con TLP están llenas de imágenes contradictorias de ellas mismas que no pueden integrar.

Comentan que se sienten vacíos por dentro, que no hay “nada en mí”, que son personas diferentes dependiendo de con quién estén.

Un sentimiento de vacío interior que les convierte en dependiente de los demás para obtener pistas de cómo comportarse, qué pensar y cómo ser; mientras que el estar solos los deja sin un sentido de quiénes son o con el sentimiento de que no existen.

Esto, en parte, explica los esfuerzos frenéticos e impulsivos que hacen estas personas para evitar la soledad, al igual que sus descripciones de pánico, aburrimiento crónico y disociación.

La mayoría de las personas tienen capacidades variables para controlar los impulsos y retardar la gratificación inmediata. Son conscientes de las consecuencias a largo plazo.

Pero algunas personas con TLP muestran dificultades en el control de impulsos.

Pueden intentar llenar el vacío y crear una identidad para ellos mismos a través de conductas impulsivas como atracones de comida y vómitos, actividad sexual indiscriminada, compras compulsivas o abusos de sustancias.

Dichas actividades dañinas pueden ser una manera de expresar rabia u odio a uno mismo.